Gran Garrote

CAUSAS
Estados Unidos era la potencia superior en el continente americano y se convertía en una fuerza activa a nivel internacional, pero fue en la primera década del siglo XX, bajo la presidencia de Theodore Roosevelt (1858-1919), cuando comenzó a desempeñar un papel de liderazgo en la política internacional. Theodore Roosevelt, mandatario número 26 de la Unión Americana, era republicano y aplicó la política del “gran garrote” o mano dura. Buscaba la hegemonía estadounidense a nivel mundial, que comenzaba por la casa, por el partió trasero. Es decir por América Latina.


Theodore Roosevelt fue considerado un héroe nacional tras su participación en la guerra de Cuba, su período de gobierno es más conocido como el período de la política del gran garrote. Roosevelt había señalado que la mejor receta para la política exterior era <<hablar suavemente y llevar un gran garrote; así llegarás lejos>>. Si la nación norteamericana hablase suavemente, construyese y mantuviese el más alto nivel de adiestramiento así como una marina preparada cuidadosamente para ser eficiente, la Doctrina Monroe llegaría lejos. De tal forma que el <<gran garrote>> pronto se convirtió en el emblema de su política exterior para mantener la primacía de Estados Unidos en el hemisferio occidental y particularmente en el Caribe, frente a cualquier posible intervención de las potencias europeas.
El periodo en la relación entre Estados Unidos y América Latina, mejor conocido como la época del “gran garrote”, empezó con la guerra hispano-estadounidense, cuando Estados Unidos se anexó Puerto Rico y ocupó Cuba. Mediante sus intervenciones militares y su expansión económica, Estados Unidos se convirtió en la potencia dominante en el Caribe y Centroamérica. Desde el punto de vista del gobierno y las corporaciones estadounidenses, la política del “gran garrote” fue altamente exitosa.

DESARROLLO
El primer acto de esta política exterior tuvo lugar en Venezuela. Allí, Alemania había prestado al gobierno del dictador Cipriano Castro a más de más de 70 millones de marcos, de los que Alemania no había recibido ningún interés. A principios de 1901, castro hizo saber a Alemania y otros países europeos, que no iba a devolver ni los préstamos, ni los intereses, por lo que al final de ese año Alemania estaba considerando establecer un bloqueo sobre Venezuela para cobrar las deudas por la fuerza, pero asegurando a Estados Unidos que esto no supondría una ocupación permanente del territorio de Venezuela. La respuesta norteamericana fue que <<sólo se opondría si un país extranjero buscaba crear una base permanente en el hemisferio occidental>>.
Durante el verano de 1902, el Reino Unido y Alemania renovaron sus discusiones sobre una posible acción conjunta cerca de Puerto Rico y quedaron de acuerdo con Italia en declarar un bloqueo a la costa de Venezuela. En noviembre de 1902, tras mandar un ultimátum a Castro, e informar a Estados Unidos de sus intenciones, una fuerza conjunta anglo-alemana estableció el bloqueo el 9 de diciembre de 1902, mientras la Marina norteamericana, al mando del comandante Dewey, estaba preparada para intervenir en la base de la almirante Culebra, en Puerto Rico. No fue necesario, ya el 11 de diciembre del mismo año ambas partes decidieron que la disputa fiera arbitrada por Estados Unidos. Insatisfecha con esta solución, en enero de 1903 Alemania intentó primero presionar a Venezuela abriendo fuego sobre las instalaciones venezolanas en Puerto Cabello y Fuerte San Carlos, y posteriormente propuso la creación de un Consorcio Internacional que dirigiera las finanzas latinoamericanas. Estados Unidos consideraba que la política Alemana desafiaba la doctrina Monroe y que <<ninguna república americana debería estar bajo el control de un poder europeo… con la pretensión de garantizar el cobro de deudas>>. Pero como sugirieron los británicos, si Estados Unidos no dejaba que las potencias europeas defendieran sus intereses en el hemisferio occidental, debería hacerlo por ellas.
Roosevelt no iba a tolerar una segunda intervención europea en Latinoamérica, pero reconocía que estas <<desdichadas repúblicas me causan una enorme cantidad de problemas>>, por lo que a veces pensaba que la única solución era algún topo de <<protectorado sobre América Central y del Sur>>. Tras ejercer presión sobre Haití, para qué satisficiera las deudas contraídas con los países europeos, la oportunidad de ensayar la fórmula del protectorado se le presentó en Santo Domingo, donde durante cinco años los banqueros neoyorquinos habían luchado con los financieros franceses y alemanes por el control de los recursos económicos del país.  A principios de 1904, Santo Domingo parecía encontrarse en un estado permanente de inestabilidad revolucionaria, por lo que Roosevelt ordenó a la armada de Estados Unidos ocupar las aduanas del país, pagar la deuda externa e impedir, bajo ninguna circunstancia, que cualquier actividad revolucionaria interrumpiera el desarrollo del país.
La ocupación de Santo Domingo fue racionalizada con el <<corolario Roosevelt>> a la doctrina Monroe, que el presidente hizo público en su mensaje al Congreso de 1904, según el cual <<la perversidad crónica o la impotencia que resulte de la pérdida generar de los lazos de una sociedad civilizada puede, en América o en cualquier sitio, requerir al final la intervención de alguna nación civilizada, mientras que en el hemisferio occidental la adhesión de Estados Unidos a la doctrina Monroe puede someterlos, aunque a regañadientes, al ejercicio de un poder de policía internacional, en casos flagrantes de la perversidad  o de la impotencia>>. Tras Santo Domingo, en 1906, Roosevelt envió tropas a Cuba para comenzar una ocupación militar de tres años, confirmando así el carácter puramente formal de la independencia de la isla.

CONSECUENCIAS
Theodore Roosevelt exigía para Estados Unidos el derecho de proteger el “orden” en América Latina. Si bien en la práctica Estados Unidos nunca intervino militarmente en América del Sur durante este periodo, la Doctrina Roosevelt fue una clara advertencia a las potencias europeas, y en especial Alemania, para que no llevaran a cabo ningún tipo de expansión hacia el continente. Sin Embargo Estados Unidos no pudo romper la hegemonía económica y militar de Europa en América del Sur hasta el estallido de la primera guerra mundial. La efectividad y popularidad que tenía en Estados Unidos el intervencionismo en América Latina no sólo se vieron menoscabadas por la resistencia de México, sino por la resistencia armada de Nicaragua en los años veinte por el surgimiento de facciones radicales antiestadounidenses en Cuba.
La “política del buen vecino” que proclamó Franklin Delano Roosevelt a principios de los treinta fue una consecuencia de esas derrotas y dudas y significaba que Estados Unidos emplearía nuevas tácticas en su trato con el resto del continente. La Política del buen vecino coincidió con una situación internacional que el gobierno de Roosevelt percibía como cada vez más amenazadora. 
En América Latina surgió una serie de dictaduras militares algunos de cuyos líderes, como los militares argentinos y Getulio Vargas en Brasil, mostraban simpatías por los nazis. Además, mediante acuerdos negociados con los países latinoamericanos la Alemania nazi ponía en riesgo la preeminencia comercial de Estados Unidos en Muchos ellos. Sin embargo los alemanes no tenían capital suficiente para rivalizar en serio con Estados Unidos en cuanto a inversión. Ello no significa que en ciertos campos, como la industria aeronáutica, no representaran un peligro real. Como resultado, aunque Estados Unidos apoyó a veces a las fuerzas democráticas, en general estuvo dispuesto a establecer acuerdos en incluso apoyar a los dictadores de Latinoamérica siempre que éstos opusieran a las potencias del Eje.

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